En una sociedad en la que el aspecto físico está a la orden del día, se dan muchos casos en las que las personas que sufren obesidad también sufren aislamiento social. Un problema que puede llegar a dañar la autoestima y provocar depresión, agravando los problemas de salud y fomentando los malos hábitos del sobrepeso quedándose encerrado en casa, sin realizar ninguna actividad, e ingiriendo la misma cantidad de alimentos perpetuando su aumento de peso.