La mastopexia se lleva a cabo para tratar mujeres que tenga los pechos caídos y/o flácidos, ya sea por la gravedad, embarazo, envejecimiento o pérdidas de peso. Esto puede ocurrir tanto en pechos grandes como pequeños.
La técnica empleada generalmente en esta operación se basa en la realización de una incisión alrededor de la areola, aunque en ocasiones puede ser necesario alargar el corte hasta el surco mamario inferior. Además, según el caso, este tipo de intervención puede requerir la colocación de una prótesis de silicona para incrementar el volumen de los pechos y lograr así el reposicionamiento deseado con una forma más natural.
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Antes de someterse a una mastopexia, la paciente debe seguir unas normas para que la intervención sea lo más efectiva posible:
El paciente ideal es una mujer cuyo deseo es restaurar su busto (elevación, tamaño y contorno) debido a las pérdidas de volumen en grasa después del parto o por bruscas bajadas de peso. Para determinar el abordaje quirúrgico de restauración se tienen en cuenta los grados de laxitud de los ligamentos del suspensorio de Cooper y el estado de flacidez de la piel. Existen 4 grados de ptosis mamaria (leve, moderada, severa y pseudo ptosis).
Las principales medidas a tomar después de la cirugía son:
Para corregir una mínima ptosis mamaria (Grado I) se lleva a cabo generalmente con prótesis de implantes mamarios. Existe una ptosis moderada (Grado II) cuando la areola se sitúa por debajo del surco submamario y el pezón se empieza a situar por debajo, para hacer su abordaje se requiere una pequeña elevación que se realiza a través de la areola. Las ptosis mamarias severas se pueden corregir con técnicas de elevación de mama, como son el patrón del ancla, la incisión de T invertida, y el patrón “Lollipop”, que se realiza con incisiones quirúrgicas verticales y horizontales. Estas cicatrices quirúrgicas son las desventajas estéticas de mastopexia.
Por supuesto. Aunque se recomienda empezar progresivamente a partir de 1 mes desde la intervención.
Es normal que durante las primeras semanas la paciente sienta dolor, una ligera inflamación, pérdida de sensibilidad en la zona tratada y la aparición de hematomas en la piel. Pero es solo una situación temporal.
Aproximadamente entre 20 y 30 días de manera total aunque a partir de los 10 días ya podrás empezar con tu rutina diaria.
Con el programa de seguimiento específico de IMOS tendrás a tu completa disposición un amplio equipo de médicos, nutricionistas y psicólogos. Te reunirás junto a ellos para que puedan evaluar tu progreso y aprender hábitos de salud, nutrición y ejercicios físicos.
Sabemos la importancia que tiene tratar el problema de la obesidad desde varias especialidades.